Teniendo
claro que la adolescencia es una etapa de continuos cambios, tanto físicos como
afectivos, cognitivos y sociales.
Es un periodo de transición a la madurez en
el que se experimenta, se busca la identidad y en el que el grupo de iguales
toma protagonismo en detrimento de la familia y pasa a ser el modelo de
referencia haciendo que sea difícil hacer frente a la presión de grupo.
Además,
en este periodo suele haber también, inestabilidad emocional, fluctuación de la
autoestima, búsqueda de sensaciones inmediatas, presentismo, búsqueda de
trasgresión o diferenciación, gusto por el riesgo y sentimiento de
invulnerabilidad.
Por ello, en este momento del desarrollo evolutivo, es cuando
los padres hemos de estar más alerta si cabe.
Factores individuales como la
inmadurez, la rebeldía, la inseguridad, un bajo autoconcepto y autoimagen, baja
tolerancia a las frustraciones, alto nivel de ansiedad o depresión o problemas
con la búsqueda de identidad pueden abocar en algún tipo de adicción.
Lo peor
de todo esto es que a las adicciones típicas ahora hemos de sumarle otro tipo
de adicciones con las cuales no contábamos: Las adicciones a las redes
sociales y en general al mundillo 2.0 (chats, internet, videoconfer, wathsapp);
las denominadas TIC donde los adolescentes, fascinados por Internet, el móvil
y los videojuegos, han encontrado en estas tecnologías un medio
extraordinario de relación, comunicación, aprendizaje, satisfacción
de la curiosidad, ocio y diversión; dado que la posibilidad
de estar en contacto y vincularse con su grupo de iguales superando
la distancia física, así como expresar y hablar de temas que desde la
relación cara a cara les seria difícil o imposible de realizar.
El
efecto desinhibidor del anonimato y la ausencia de contacto visual le permite
expresar alguna necesidad o emoción desagradable o, en otras ocasiones, ser
honesto, abierto y expresar emociones sobre asuntos personales que no podrían
ser fácilmente discutidos frente a frente. El adolescente se encuentra en
un mundo diferente, sin las limitaciones del mundo “real” y lo que es peor
aún, sin saber bien las consecuencias que todo ello puede acarrear.
Ejemplo de ello es la nueva aplicación
GOSSIP, que muchos padres tuvimos el placer de conocer de su existencia el miércoles
al leer la prensa.
Miles de adolescentes catalanes se distraen con una
aplicación para dispositivos móbiles llamada Gossip; y que al parecer es
como un Twitter a lo megáfono en el que colgar cualquier rumor o
cotilleo para que los compañeros de clase y amistades puedan consultarlo. La
aplicación ha causado furor a pesar de que no cuenta con filtros que controlen
la veracidad de sus rumores o lo éticos y dañinos que puedan ser y sin ser
conscientes de la viralidad que supone.
Gossip significa “rumor” en inglés, y no
es casualidad que la aplicación tome el
mismo nombre que tiene la conocida serie “Gossip girl”, de gran éxito entre las
adolescentes. La serie es el relato de la vida de un grupo de amigos cuyas
aventuras y secretos siempre termina difundiendo la enigmática Reina cotilla,
una experta en rumores. La aplicación, de Grows & Dogs, imita esa
dinámica y la pone a disposición de las fantasías de los niños por lo que
los padres deberíamos dar las gracias a la mencionada empresa que han sido tan
inteligentes de poner en manos de nuestros hijos una aplicación y una
herramienta que fomenta de forma clara el Ciberacoso.
Tristemente la rumorología ha
existido toda la vida en los centros escolares; pero como todo ha evolucionado
y no precisamente a mejor ni para bien, lo que antes era un “marta gorda”
pintado en la puerta del baño hemos pasado a comentarios vejatorios,
calumniosos, sexistas y con un alto contenido sexual en el mundo 2.0 donde el “estropajo”
y el “fairy” por desgracia no funcionan para borrar la reputación creada.
Ni
que decir tiene que personalmente he tomado las medidas que como madre de una
adolescente creo que tengo que tomar.
Por un lado estableciendo límites y
normas claras así como supervisar su cumplimiento, evitar actitudes demasiado
permisivas o autoritarias (la cual cosa es complicada), reforzar la autoestima,
potenciar el dialogo, reconocer los esfuerzos y valorar los progresos,
transmitir valores y ayudar a que se ocupe el tiempo libre de forma adecuada, y
desde luego tener la información y formación adecuada. Todo ello son factores
de protección que pueden ayudar a evitar estas problemáticas.
Por otro lado, y dado
que el colegio de mis hijas al parecer es uno de los afectados por este fenómeno
ayer mismo me puse manos a la obra y redacté una carta a la dirección del mismo
trasladando mi indignación y descontento al respecto de un tema que al parecer
ellos tenían conocimiento y no fueron capaces de transmitirlo a los padres para
entre todos poder encontrar una solución.
Pues vaya, últimamente no me entero de nada. No había oído de esta aplicación. Pero si realmente funciona como comentas, vamos apañaos. Cada vez se pone más difícil esto de la adolescencia y la educación por parte de los padres. Lo peor de todo es que como bien dices, a través de las redes sociales uno se desinhibe y puede hacer o decir cosas que frente a frente no haría, sólo por "quedar bien" ante los demás o ganar fama entre el grupo. Estos temas cada vez me ponen más los pelos de punta. De hecho conozco casos de adolescentes que están "enganchados" al whatsaap sin importarles nada más del mundo que les rodea. En fin, una triste realidad que esperemos se pueda atajar de una forma u otra, porque sino el futuro que les espera a nuestros hijos cada vez lo veo peor entre unas cosas y otras. Un besito guapa!
ResponderEliminarTriste realidad... Nueva adiccion peligrosisima
EliminarEs una pena. Justo hace unos días estaba con una amiga y su hija de 13 años. Es una adolescente con valores que cuenta con toda la atención de sus padres. Hablábamos de la influéncia de los medios en los valores y prioridades de los jóvenes y nombré el fenómeno Gandia Shore. Mi amiga no sabía que era y pregunté a la adolescente. Confesó verlo habitualmente. Su madre alucinó "¿cuándo?", pregunto. "En mi habitación por el netbook". ¿qué ven nuestros hijos? ¿qué aplicaciones se descargan y qué uso hacen? ¿es necesario que tengan tarifa con internet? Tengo muy claras mis respuestas pero mis hijos son pequeños y aún es fácil.
ResponderEliminarCreo que la responsabilidad debe caer totalmente sobre los padres, si bien es cierto, que los centros deberían informar de estas cosas (sobretodo si son de primaria). Por lo que me consta en el centro de mi marido en seguida quisieron tomas medidas pero poco pueden hacer.
Cuánta razón. Nada y cuando digo nada me refiero a programas de tv, internet, aplicaciones etc... favorecen los valores que les queremos transmitir a nuestros adolescentes.
EliminarLa responsabilidad es nuestra efectivamente, pero en el caso del colegio de mi hija sabían de la aplicación, de los malos usos y no nos lo comunicaron.
El papelón de los tutores y profesores también tiene tela.... dificil y ardúa tarea....
¡¡¡que fuerte es todo Bea, yo no lo quiero ni pensar!!Gracias por contarnoslo
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